23.9.05

Depois das festas


DESPUÉS DE LAS FIESTAS

Y cuando todo el mundo se ibay
nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.

(Acho que este é pra alegrar a Rosa, que também ama o falso feioso mais belo da Argentina; eu me apaixonei por este poema antes de aprender a me apaixonar)

Um comentário:

Anônimo disse...
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